Hola, mi nombre es Hugo Enrique Saravia y soy alumno de lnstituto de Formación Docente Leopoldo Marechal de San Miguel, estamos trabajando en una revista que trata temas sobre ecología e historia.
El siguiente es un texto que apareció en el N °7 de septiembre de 2007 de la revista.
Réquiem para un río (el Reconquista)
"Los cursos de agua han estado siempre acompañando al hombre en sus aventuras históricas a lo largo de su evolución social. Saciando su sed en los primeros tiempos de las bandas nómadas, utilizado para el riego y el ganado desde las primeras comunidades agrícolas de vida sedentaria.
Posteriormente con el nacimiento de las sociedades urbanas, los hombres buscaron aquellas regiones donde los ríos ofrecían además la posibilidad de ser una vía de navegación que favoreciera las comunicaciones y el comercio entre las distantes regiones.
Con el transcurso del tiempo, y a medida que las grandes urbes se fueron multiplicando, al igual que las actividades industriales que en ellas se generaban, los cursos de agua comenzaron a ser utilizados como una vía en la cual volcar todos los desechos químicos u orgánicos que esta vida
urbana generaba. De esta manera quién fuera el gran compañero de aventuras del hombre durante varios milenios se transformaba en el receptor de sus desechos sociales.
Los ríos de nuestro país no escaparon a esta regla, buscado por las comunidades originarias que habitaron nuestro suelo antes de la conquista española, fueron base para el sustento y la vida de los primeros "argentinos". Posteriormente, con la llegada de los españoles, estos pueblos originarios fueron expulsados cuando no exterminados de su hábitat natural por una cultura más "avanzada" que se hizo de este importante recurso para la fundación de las futuras ciudades en territorio americano.
Cercano a nosotros, a veces desapercibido, emerge como una herida abierta que muestra lo capaces que somos de destruir la belleza que nos rodea. En sus épocas de juventud supo ser frecuentado por grupos de querandíes que se acercaban a sus orillas a pescar y refrescarse. Estos primeros
habitantes de la región eran grupos nómades que cazaban con arco y flecha, tejían redes y empleaban anzuelos de hueso. Ignoraban la agricultura y se
dedicaban tanto a la caza como a la pesca.
Típico río de llanura, con sus aguas transparentes supo albergar a un sin número de especies animales y vegetales, que hacían de la región una zona
casi privilegiada. En sus praderas llenas de pastizales se podían encontrar innumerables mamíferos como el cuis, la comadreja colorada, el hurón, el zorrino, así como decenas de especies de aves. Coloreaban la región asociaciones de talas y espinillos, acacias negras, junto con gramíneas cespitosas de un metro de altura.
De ese paisaje solo queda lo que cada uno de nosotros pueda imaginase que algún día fue, hoy el río Reconquista es poco más que una cloaca a cielo
abierto que guarda poca memoria sobre su pasado más glorioso. De entre sus turbias aguas emergen retazos de nuestra historia de las que fuera fiel testigo y que intenta transmitirnos a modo de legado póstumo.
Sin darnos cuenta el curso del río Reconquista se encuentra fuertemente ligado al desarrollo histórico, económico y social de Buenos Aires, y de numerosos acontecimientos históricos de trascendencia nacional. En 1536 cuando Pedro de Mendoza funda la primitiva Buenos Aires, envía una columna
de 200 hombres a las islas del Delta, que en su recorrido cruzarían el tramo inferior del río. Hacia 1580 Garay incluyó en el reparto de tierras aquellas que se ubicaban entre los ríos Reconquista y Luján. En estas escrituras apareció por primera vez en nombre del "Riachuelo de las Conchas", nombre con que se conocería al río por casi cuatrocientos años.
En el año 1537 se descubre sobre el río un sitio poco profundo por el cual poder cruzarlo con mayor facilidad, estableciéndose por ese vado natural,
que se denominaría precisamente "Paso del Rey", el Camino Real o Camino de los Correos, que comunicará durante los próximos siglos Buenos Aires con
el interior del país.
Hacia 1630 existían ya tres caminos que salían de Buenos Aires y cruzaban el río Reconquista, que se transformarán en las tres rutas nacionales actuales: por Paso del Rey (Av. Rivadavia, ex ruta 7), por el Paso Morales (ruta 8) y por el llamado Paso de Diego López (ruta 9).
Los habitantes de la cuenca estuvieron a lo largo del tiempo vinculados con los principales acontecimientos históricos del país, como no podía ser de otra manera. Podemos referenciar que en el mes de julio de 1806, durante la primera invasión inglesa, los habitantes de la cuenca tuvieron una destacada participación. Con pobladores de Morón, Luján y Pilar se formó una división de 600 hombres, que participarían también durante la segunda invasión del año siguiente.
Pero los habitantes del río estuvieron siempre expuestos a las sorpresas climáticas y a la falta de planificación urbana, en 1805 y 1820 sufrieron violentos temporales que producen catastróficas inundaciones y la destrucción de las viviendas ribereñas.
El 18 de octubre de 1889 es una fecha de mucha trascendencia para nuestra comunidad, ya que se crea el partido de General Sarmiento cuya cabecera es el pueblo de San Miguel, con tierras que pertenecían a Tigre, Pilar y Moreno. Hacia 1890 se produce un hecho importante al sancionarse una ley que prevé la purificación de los efluentes líquidos y la protección de los cursos de agua, era una época en la que la mayoría de los ríos del país y especialmente el Reconquista se encontraban aún en buen estado y con pocas industrias en sus orillas. Faltan palabras para describir los problemas actuales que nos hubiésemos ahorrado de haberse cumplido la ley que por entonces era más que previsora.
Pero en las décadas de los ´40 y ´50, la política de sustitución de importaciones que se produjera en el país generó una intensa corriente migratoria desde el interior hacia la periferia de las principales ciudades, especialmente Buenos Aires. Numerosas industrias se asentaron entonces en el borde la Gran Ciudad y en las inmediaciones del río Reconquista, aprovechando la conjunción de varios factores, entre ellos la presencia de un curso de agua al cual volcar los efluentes.
La falta de planeamiento previo también determinó que las industrias además de quedar en medio de zonas densamente pobladas, fuesen de tal diversidad que prácticamente abarcasen todas las ramas de la industria, con la consiguiente aparición de una intensa contaminación del entorno y de las aguas del río, de origen múltiple. Vasto poco menos de cien años para acabar con un ecosistema que durante siglos constituyó una fuente de vida para innumerables comunidades.
El resto es historia conocida, vasta mirar hacia las orillas del río para descubrir un gran número de personas que viven en la absoluta miseria, con las más elementales necesidades básicas insatisfechas. Salud, educación, vivienda, servicios sanitarios, alimentación, son solo algunos de estos "privilegios" que les son negados a este sector de nuestra sociedad.
Tristemente hoy "el Reconquista" al nombrarlo solo evoca la suciedad, el olor, la contaminación en su ejemplo más extremo, la marginalidad, la vergüenza. Nada más alejado de lo que en sus buenas épocas supo ser, compañero incondicional en las aventuras de los primeros "bonaerenses" que
caminaron nuestras tierras. De eso solo queda este vago recuerdo que día a día se hunde más profundamente agobiado por el peso de tanta desidia."
Hugo Enrique Saravia
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