La dinámica industrial y el proceso de expansión de la ciudad. El caso de Pilar, en el periurbano de Buenos Aires Luis Esteban Briano* y Federico Javier Fritzsche** - Artículo enviado para Portal IADE Realidad Económica
Las recientes transformaciones territoriales que se manifiestan en un distrito del borde metropolitano de Buenos Aires se relacionan con el proceso de globalización que influye en la valorización de las regiones metropolitanas. En este sentido, consideramos que la ineficiencia del capitalismo genera desigualdades socio-territoriales. Para ello, nos referiremos al proceso de construcción y expansión urbana e industrial en el Partido de Pilar, haciendo referencia al papel que desempeñan algunos de sus actores protagónicos: el estado, los desarrolladores inmobiliarios y el capital industrial.
En la primera parte, se caracterizan las transformaciones territoriales e industriales metropolitanas de las últimas dos décadas.
En la segunda, se aborda el debate sobre el crecimiento y el desarrollo económico.
En la tercera, se relaciona el carácter ineficiente del capitalismo con la expansión de la ciudad.
En la cuarta, se analiza este proceso en Pilar, destacando las influencias que el Parque Industrial ejerce sobre el territorio y la dinámica industrial del periurbano, concluyendo con sugerencias de política industrial y de ordenamiento territorial metropolitano.
Transcripción de la cuarta parte:
El Parque Industrial Pilar (PIP) y las transformaciones del borde metropolitano
El PIP está ubicado a 2 km de la Ruta Nacional Nº 8 (Acceso Norte, ramal Pilar), a 60 km de la Ciudad de Buenos Aires, y a 10 km de la ciudad de Pilar, cabecera del partido homónimo, en el borde noroeste de la RMBA (ver Figura 2). Su superficie es de 920 ha y a fines de 2006 fue vendido el último lote disponible (El Diario Pilar Regional, 2006a y 2006b). Fue fundado en 1973 por Lago Verde S.A. En la década de 1990, creció fuertemente la comercialización de los lotes y la radicación de nuevas firmas (ver Cuadro 1).
Al analizar los elementos que sustentaron la decisión de implantación del PIP en el predio que ocupa, son escasos los factores de localización clásicos que se presentan como determinantes en el momento de su radicación. Sin embargo, el seguimiento de su trayectoria permite observar cómo durante su gestión se fueron construyendo los factores que su conducción y las empresas radicadas juzgaron necesarios.
El factor de localización primordial fue la proximidad al ramal Pilar (que llegaba hasta el km 50) del Acceso Norte, por ser, en 1969, la única vía de comunicación con la ciudad de Buenos Aires con categoría de autopista. Los otros factores que favorecieron a la opción escogida y consideraremos son: la proximidad a la ruta provincial 6 que comunica Campana, Luján y Cañuelas (localidades periféricas de la RMBA, ubicadas más allá del borde de la tercera corona); las muy buenas condiciones físicas del predio: tamaño, aptitud de los suelos y napas freáticas, situación y altura favorable respecto de la red hidrográfica, y el bajo precio relativo de las tierras debido a la distancia con respecto a la Ciudad de Buenos Aires, justo en el límite del radio estipulado para la radicación industrial y por tratarse, hasta ese entonces, de tierras destinadas a la explotación agropecuaria.
Los factores adversos para la elección de esa localización primero y para el desempeño del parque industrial después, fueron los siguientes: la zona adyacente al PIP (partidos de: Pilar, Escobar, Campana, Exaltación de la Cruz, Luján, Gral. Rodríguez, Moreno, José C. Paz y Malvinas Argentinas) contaba con una población muy adecuada para la provisión de mano de obra, en cuanto al número, pero no así en función de su capacitación técnica, debido a que la trayectoria industrial de esa zona, en ese momento, recién era incipiente. Por otra parte, los servicios de red de la región eran absolutamente inadecuados para la instalación del parque industrial proyectado.
La empresa Lago Verde debió construirlos independientemente en algunos casos (agua potable y cloacas) y en otros (energía eléctrica, teléfonos y gas natural) tuvo que realizar extensas y difíciles negociaciones con las empresas estatales proveedoras de los servicios, para, a través de una tarea conjunta, lograr ser conectados a la red con la calidad y cantidad necesarias de acuerdo a las exigencias del proyecto. Por último, a pesar de que a Pilar llegan dos líneas de ferrocarriles urbanos (Metropolitano –anteriormente Gral. San Martín– y Metrovías –antes Gral. Urquiza–), ninguna de las dos brinda servicio al PIP, lo que ocasiona un trastorno de traslado a sus empleados, y un gasto adicional de transporte, ya que deben recurrir al uso de transporte colectivo desde la ciudad de Pilar hasta su lugar de trabajo.
Figura 2. Mapa del Partido de Pilar y el PIP
Fuente: Elaborado por Laura Reboratti, Sistemas de Información Geográfica ICO, UNGS.
Por lo tanto, en relación con la aptitud del territorio para dar asiento de la industria, consideramos, a modo de hipótesis, que el PIP es el primer caso de lo que Bozzano considera como cuarto patrón territorial de la industria en la organización territorial metropolitana desde el origen de Buenos Aires. Los otros tres patrones territoriales son los siguientes: el primer distrito industrial de América Latina, en los barrios de Nueva Pompeya, Barracas, Avellaneda y Valentín Alsina, a orillas del Riachuelo, al sur de la Ciudad de Buenos Aires; en segundo lugar, los agrupamientos industriales de la primera corona metropolitana propios de la primera fase de la sustitución de importaciones (1930-1955); en tercer lugar, las aglomeraciones industriales planificadas y no planificadas de la segunda corona impulsadas principalmente durante la segunda fase de la sustitución de importaciones (1955-1975) (Bozzano, 1999).
A partir del modelo del autor [25], proponemos una caracterización diferente de dicho patrón, la cual presenta los siguientes aspectos: el moderado respeto desde su inauguración al entorno físico-natural; una infraestructura muy adecuada –en términos de provisión de servicios de red, desagües industriales y circulación interna–; una abundante provisión de servicios –industriales y otros–; condiciones impositivas, normativas y de mercado ventajosas para la radicación de plantas industriales; muy buena accesibilidad al circuito económico, aceptables condiciones en cuanto a la oferta de empleo, y, principalmente, el dinamismo proveniente del mercado inmobiliario. Este aspecto se destaca por estar definido al margen de la planificación económica o industrial; siendo el impulso que le brinda dinamismo, el negocio inmobiliario de lotes con infraestructura de servicios aptos para uso industrial.
El desarrollo histórico de este patrón –cuyo caso fundante y emblemático está constituido por el PIP– puede ser subdividido en cuatro fases, cada una de las cuales está caracterizada por la política económica implementada en cada período:
1. La primera fase, que comienza con la etapa de proyecto y construcción del PIP –que va de 1969 hasta su inauguración en 1973– y termina con el golpe de estado de 1976, se desarrolló en el marco del mayor período de crecimiento económico de la historia argentina (1964-1974), en un contexto favorable al desarrollo industrial, en el seno del segundo período de sustitución de importaciones Esta fase, tal como ya fue mencionado, está caracterizada por una atmósfera favorable, que propició el arribo al PIP de
plantas industriales de grandes empresas de capital nacional y extranjero.
2. La siguiente se inicia a partir del golpe de estado de 1976 con la aplicación de una política de desindustrialización puesta en práctica por la dictadura hasta la aplicación del plan de convertibilidad, en 1991, período en el cual la industria argentina sufrió un marcado retroceso con un muy magro volumen de radicaciones industriales en el PIP que obligó a su conducción a implementar políticas defensivas y postergar la realización de su negocio.
3. La tercera, a partir del plan de convertibilidad del gobierno de Menem y hasta su fin, durante la crisis de 2001-2002. Esta fase está caracterizada por la recuperación del dinamismo inicial del PIP en un contexto de políticas favorables para la llegada de un volumen muy importante –en términos relativos– de IED, con el objetivo de satisfacer la demanda interna de los sectores económicamente más favorecidos de la sociedad. La cantidad de firmas radicadas en el parque pasó de 40 a principios de la fase, a 141 hacia el
final (ver Cuadro 1).
4. La última transcurre desde la salida de la crisis de 2001-2002, en un marco de recuperación del aparato productivo en general y el industrial en particular, durante el cual el PIP recobra con creces el dinamismo experimentado durante los años noventa, produciéndose la incorporación de numerosas empresas –alcanzándose el número máximo de firmas radicadas (181)– y vendiéndose el último lote disponible. Esta recuperación resulta más significativa si tenemos en cuenta que en 2002 la cantidad de firmas había
disminuido a 128.
Que el PIP constituya un nuevo patrón territorial de la industria en la RMBA se explica por el conjunto de influencias ejercidas sobre el territorio y la organización industrial. Con respecto a las primeras pueden mencionarse: la construcción de la prolongación del ramal Pilar del Acceso Norte desde la ciudad de Pilar hasta Fátima y la autovía El Petrel, desde el km 56 del ramal Pilar hasta el PIP [26]; el impulso de la modernización de los servicios de red al Partido de Pilar, especialmente teléfonos y gas natural; el dinamismo inmobiliario residencial en gran medida estimulado por el dinamismo industrial (Clarín, 2005), y la reciente puesta en marcha de una sede regional de la Universidad Tecnológica Nacional (Pilar de Todos, 2007).
Cuadro 1. Evolución del número de empresas radicadas en el PIP
Año Cantidad de empresas Diferencia
1989 40
1991 60 20
1994 78 18
1995 72 -6
1996 94 22
1997 113 19
1998 109 -4
1999 117 8
2000 141 24
2002 128 -13
2005 150 22
2006 165 15
2007 172 7
2008 181 9
Fuente: Briano, 2002, información en trabajo de campo y El Diario Pilar Regional, 2007b; Pilar de todos,
2006.
En cuanto a su influencia sobre la organización industrial pueden destacarse: durante los noventa, el desempeño exitoso del PIP [27] se constituyó como una ejemplo a replicar en los distintos partidos por parte de los gobiernos municipales a los efectos de difundir una imagen productiva de sus distritos con fines político-electorales, y a partir de la reciente reactivación económica, los nuevos emprendimientos de parques en Pilar: Pilarica, adyacente al PIP (El Diario Pilar Regional, 2006c) –de gran dinamismo en cuanto a la demanda de lotes para la radicación de plantas ya desde su inicio (La Nación, 2008)– y otro parque industrial en el límite con el partido de Moreno–ambos para PyMEs–, y el parque Tecnológico y Científico Austral, dentro del predio de la universidad homónima (El Diario Pilar Regional, 2007a).
Cabe destacar que estos nuevos emprendimientos difieren de los proyectos de parques industriales característicos de la década del noventa en la RMBA –los cuales competían por un mismo mercado de firmas–, ya que se constituyen en expresiones de fenómenos y transformaciones urbanas y periurbanas de nuevo tipo, sustentadas en una dinámica industrial y productiva relativamente espontánea, en el contexto de una reactivación económica.
Creemos que el dinamismo del PIP y sus influencias territoriales e industriales están constituyendo una suerte de “nueva centralidad industrial” que, en forma aparentemente pardójica, está ubicada en el borde metropolitano, cuyas características son las propias del periurbano. Es decir, mientras se produce el gran dinamismo industrial del PIP y de otros emprendimientos asociados y/o impulsados por el mismo, así como de grandes “artefactos” urbanos (hoteles, shoppings, supermercados, cines, centros de entretenimientos, office parks, nuevos centros de servicios), y de urbanizaciones cerradas; también persiste y se desarrolla la producción hortícola intensiva en espacios intersticiales vacantes (Barsky, 2005; Barsky y Vio, 2007), se mantienen los altos índices de pobreza y Necesidades Básicas Insatisfechas (en el partido en general y en algunas localidades en particular), la infraestructura y equipamiento urbano público no crece al ritmo del incremento de la población –y en muchos casos se deteriora–, y el ordenamiento territorial presenta serias deficiencias.
Reflexiones finales
La construcción del periurbano está regida por la libertad de acción del capital y los agentes privados que intervienen en el proceso de urbanización (proceso que hemos caracterizado como ineficiente, utilizando la metáfora de la mano invisible), lo que da por resultado una periferia urbana contradictoria y fragmentaria, fruto de la dinámica que Harvey define como acumulación por desposesión, tal como se manifiesta, por ejemplo, en la especulación inmobiliaria a la que están siendo sometidas las tierras del periurbano. Esta dinámica de acumulación por desposesión se manifiesta nítidamente en un país periférico, ilustrado de manera paradigmática en el periurbano de Buenos Aires, donde coexisten nuevas centralidades con espacios segregados y autosegregados que se presentan de un modo desordenado, desarticulado y disfuncional.
Entre los protagonistas de la expansión de la ciudad, desarrollando el periurbano se destacan los desarrolladores inmobiliarios (residenciales e industriales), quienes valorizan el suelo, “urbanizándolo” a partir de loteos privados y de acuerdo a su interés en maximizar la renta urbana. En este sentido, se constituyen en un instrumento de la mano invisible. Es decir, el interés individual de los agentes del mercado aplicado a la producción de ciudad, contrariamente a la tesis de Adam Smith, da por resultado un espacio urbano caótico, contradictorio, disfuncional e ineficiente, en conclusión, injusto.
De este modo, y como una característica distintiva del periurbano de Buenos Aires, éste está sometido a la presión inmobiliaria residencial e industrial desde el interior de la región metropolitana, por un lado, y a la expansión territorial de la producción agropecuaria (principalmente sojera) desde áreas rurales, por otro. Esta última influencia muy reciente, data principalmente de la década en curso y está motivada por el aumento vertiginoso del precio de los alimentos (y de los cereales, en particular) en el mercado internacional que se verificó hasta mediados de 2008.
A su vez, el capital industrial es otro actor destacado y su interés motivado en la renta urbana fue decisivo en la aparición tanto de nuevos patrones de localización como de nuevas formas de organización industrial. Buscando suelo urbano más barato, bien comunicado y con infraestructura industrial adecuada, el capital industrial se dirige al periurbano donde un tipo especializado de agente inmobiliario que hemos definido como desarrollador inmobiliario industrial, se lo brinda. En este sentido, el parque industrial ofrece estas condiciones, constituyendo un producto del mercado inmobiliario que los desarrolladores utilizan para maximizar su ganancia.
Un asentamiento precario de Derqui o Alberti (localidades “periféricas” del Partido del Pilar) antes estaba más lejos de un área céntrica (centro de Buenos Aires) que ahora, que se ha constituido una nueva centralidad en el mismo distrito (Km. 50 del Acceso Norte, ramal Pilar). Este fenómeno implica, entre otras cosas, una exacerbación de la desarticulación territorial (y social) entre los grupos y actores sociales vinculados a los distintos fragmentos urbanos. Es decir, la apropiación a la que hace referencia el concepto de acumulación por desposesión es particularmente visible y flagrante aquí, en una escala local intrametropolitana, donde hay hoteles cinco estrellas, centros de entretenimientos y servicios, countries, barrios y pueblos privados exclusivos y excluyentes (en términos socio-económicos), parques industriales y tecnológicos con plantas e infraestructuras de última generación, todos “artefactos urbanos” vinculados a la red global de acumulación de capital; adyacentes a barrios sin infraestructura ni equipamiento urbanos (o muy precarios), sin calles asfaltadas, sin cloacas ni red de gas, en definitiva, la ciudad de los desposeídos.
En este sentido, creemos que este proceso de construcción del periurbano puede asimilarse a la solución espacio-temporal para afrontar la crisis de hiperacumulación capitalista, tal como Harvey la revela. Es decir, para evitar la devaluación hay que encontrar formas rentables de absorber el exceso de capital: inversiones de capital a largo plazo que implican una expansión geográfica y reorganización espacial y tardan muchos años en devolver su valor a la circulación mediante la actividad productiva que promueven.
Ejemplos de esto los encontramos en la construcción de la autopista, el PIP, la infraestructura de comunicaciones y otros servicios que promovieron las transformaciones territoriales del periurbano ya mencionadas.
De esta manera, el carácter ineficiente del capitalismo se revela tanto en la generación de desigualdades sociales (acumulación por desposesión), como en la compleja, conflictiva y contradictoria conformación territorial de la ciudad, tal como se manifiesta en la caracterización de Pilar. Aquí hacemos referencia a la conformación y no a la organización territorial de la ciudad (como suele presentarse en algunos trabajos), porque la “mano invisible” del mercado y las necesidades de los actores protagónicos del capitalismo pautan el proceso de producción urbana. El estado desempeña un papel débil y funcional a dichas pautas y necesidades. Por eso, la contigüidad de espacios dedicados a explotaciones ganaderas, agrícolas y hortícolas, parques industriales, urbanizaciones cerradas y uso residencial público del suelo, representan un desafío para la planificación urbana y el ordenamiento territorial, en particular en la escala metropolitana.
En este sentido, la metáfora de la mano invisible, de Adam Smith, hace referencia al mercado autorregulado. “Fue esta innovación la que originó una civilización específica (...) y produjo un bienestar material sin precedente. (...) La clave del sistema institucional del siglo XIX se encontraba en las leyes gobernantes de la economía de mercado. [Sin embargo], la idea de un mercado autorregulado implicaba una utopía total. Tal institución no podría existir durante largo tiempo sin aniquilar la sustancia humana de la sociedad; habría destruido físicamente al hombre y transformado su ambiente en un desierto” (Polanyi, 2004: 17).
Por eso, creemos que el aporte de funcionarios y especialistas en la regulación es importante para evitar las “externalidades” negativas que produce el mercado inmobiliario desregulado, es decir, el capital y su lógica en libertad de acción para la construcción y organización de la ciudad, rasgo que predomina en su franja periurbana.
[25] “Se trata de un patrón caracterizado al menos por siete aspectos: a) el respeto durante 25 años de su existencia a la espacialidad física natural, b) una espacialidad física construida adecuada, c) un ambiente local favorable manifiesto en la presencia, mantenimiento y gestión de servicios diversos, d) condiciones impositivas y normativas ventajosas para la radicación, e) el reducido o nulo nivel de conflicto ambiental con las lógicas de ocupación territorial vecinas, f) elevados niveles de “accesibilidad
económica” en términos de conexiones del circuito económico, y g) aceptables condiciones de “conectividad social”, medidas en relación a cuencas de empleo y subempleo” (Bozzano, 1999).
[26] Los congestionamientos que provocaba el creciente tránsito que circulaba por la Ruta 8, llevaron a Lago Verde S.A. a gestionar con los Gobiernos Provincial y Nacional, y con Techint-Caminos del Oeste dos obras viales importantes. Por un lado, la prolongación del Ramal Pilar del Acceso Norte desde la ciudad de Pilar (km 50) hasta la localidad de Fátima (km 62), cuya ejecución, que estaba proyectada para realizarse algunos años más tarde, fue adelantada para 1999 por las gestiones antes
mencionadas. Por otra parte, la construcción de un nuevo acceso al PIP, que corre por la calle El Petrel –anteriormente de tierra y prácticamente en desuso–, cruza el río Luján por un nuevo puente y continúa hasta el ingreso al parque. Este nuevo acceso, inaugurado en 2000, tiene 4 kilómetros de longitud y está propiciando la materialización de varios proyectos urbanísticos (Briano, 2002).
[27] En alguna medida, ilustrado por la importancia de varias de las empresas radicadas, entre las que se encuentran filiales de grandes empresas transnacionales así como grandes firmas de capital local: AGA, Atanor, Bayer, Bimbo, Campo Austral, Kellogg, Kimberly Clark, Merck Sharp & Dohme, Procter & Gamble, Unilever y otras.
Fuente:
LA DINÁMICA INDUSTRIAL Y EL PROCESO DE EXPANSIÓN DE LA CIUDAD. EL
CASO DE PILAR, EN EL PERIURBANO DE BUENOS AIRES*
Luis Esteban Briano* y Federico Javier Fritzsche**
* Lic. en Geografía, argentino,
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** Prof. de Geografía, argentino,
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